Por: Andrés Vargas
En enero de 2007 salimos para Houston, TX buscando ayuda y refugio. Nuestro matrimonio destruido a causa de mi pecado. Si, yo era pastor de una iglesia en Bogotá, pero algunas áreas de mi vida eran un desastre completo. Encontramos consejeros especializados que nos podrían ayudar allí, y, sin pensarlo dos veces, viajamos junto con nuestro hijo Martín (que no había cumplido los tres años) rumbo a los Estados Unidos.
Estábamos quebrantados, rotos completamente y los consejeros iniciaron su labor con cada uno de los dos individualmente, el tema no era fácil, y todo era muy oscuro y doloroso.
El proceso avanzaba lento, llevábamos dos meses en Houston y estábamos confundidos sin saber qué hacer, Natalia valientemente había decidido seguir a mi lado hasta que Dios le hablara con claridad. Y, en medio del proceso, nos invitaron a una iglesia que tendría un reunión especial con un profeta. Fuimos con la expectativa puesta en que Dios nos hablaría y nos diría lo que deberíamos hacer pero el profeta oró por todos los que allí estaban menos nosotros!.
Al final, el pastor de esta iglesia trajo al profeta para que orara por nosotros y este nos tomó de las manos y riéndose nos dijo que él veía era un Río, a donde venían niños y jugaban, y que empezaba pequeño pero que iba creciendo y que él veía que llegaban familias a las orillas del Río.
Con el paso del tiempo, mi restauración iba avanzando milagrosamente. Podía sentir el cambio que Dios hacia día tras día en mi, como podía oír su voz con claridad una vez más y como su gracia me había rodeado de nuevo restaurando cada área de mi vida.
Después de muchos intentos por conseguir trabajo, logramos engancharnos en una pequeña empresa que vendía persianas y todo lo relacionado con “Windows coverings” allí éramos los instaladores y descubrimos nuevos talentos, conformamos un equipo con Nati y terminamos siendo certificados por La empresa “Hunter Douglas” como instaladores de sus productos más costosos. La vida empezaba a cambiar, teníamos un ingreso que nos permitía pagar las cuentas y un trabajo que nos ayudaba a mantener la mente ocupada.
Nuestras vidas estaban cambiando y sentíamos como esos procesos nos rompían por dentro, pero al mismo tiempo como el Espíritu Santo nos hacía nuevos. Sentíamos que la esperanza volvía y se hacía parte de nuestras vidas.
Al terminar una instalación en las afueras de Houston, le pedí al ayudante que manejara con mucho cuidado y me senté en el asiento del copiloto. Para mi sorpresa, el vidrio panorámico de la camioneta se convirtió en una pantalla de cine y empecé a ver qué, de una esquina, salía un Río, era como un hilo de agua que iba ensanchándose y formando un río. Había niños jugando en sus playas y familias en las orillas; también pasaban pescadores con sus redes, era una visión extraordinaria!, fue la segunda vez que tuve una visión tan clara en mi vida, pero con quien la compartía! En ese momento me llamaron Edgar Robayo y Kris Díaz su esposa, unos de los pocos amigos que habían quedado en Colombia, y les conté lo que estaba viendo y luego llamé a mi esposa a contarle exactamente lo mismo.
Llegué a la casa y oramos con Nati pidiéndole a Dios que nos explicara de qué se trataba esto. Nati se acordó inmediatamente de las palabras del profeta dichas dos años atrás, yo ya las había olvidado. Y con unos amigos colombianos que habían ido a vivir a Houston nos pusimos en la tarea de orar y preguntarle a Dios que quería!.
Un día, decidimos contarle a Alfonzo Ortiz y su esposa Mercy, quienes estaban muy pendientes de nosotros y de nuestro proceso. No habíamos hablado con nadie más sobre la visión y no queríamos hacerlo. Ellos nos oyeron con atención y al final nos dijeron: “si están pensando en ministerio no creemos que sea el tiempo! Ustedes están muy recién restaurados, apenas se están uniendo una vez más, deberían pensar más bien en hacer una renovación de votos y no en un ministerio”.
Atendimos el consejo y enterramos el sueño, la visión, todo. Nos enfocamos en preparar una renovación de votos y fue una experiencia maravillosa! Estábamos rodeados de amigos y familia, los que eran, los necesarios. A la ceremonia de renovación de votos, asistieron las personas que estuvieron en medio de nuestro proceso, uno de los invitados y participantes de la ceremonia era el pastor Marcos Witt quien, junto con su esposa Miryam, iban a decir unas palabras y a orar para cerrar la renovación de votos.
Al momento de orar, Marcos y su esposa nos abrazaron y en medio de la oración, él se detuvo y pregunto si se valía profetizar, nosotros asentimos y este hombre empezó a decir: “veo un Río, es un Río de alegría, vienen niños y familias a las orillas del Río a disfrutar….. Etc, etc”
Wow! Dios reconfirmaba su visión! Marcos no tenía ni idea de la visión del Río! Solo podíamos llorar y agradecer!.
Ya estábamos establecidos en Houston, nuestra visa estaba en el proceso del cambio del estatus de turista a visa religiosa, estábamos bajo el amparo legal del trámite y la iglesia que nos había pedido para ser misioneros y obtener la visa religiosa estaba a punto de fusionarse con una iglesia americana, cuando fuimos a hablar con los pastores de la iglesia americana nos dimos cuenta de que se llamaba “River Point” y nos emocionamos porque creíamos que allí iba a ser el lugar de establecernos ministerialmente! Pero no, declinaron la oferta.
Poco tiempo después otra iglesia americana llamada “Triumph Christian Church” hizo la oferta para ser su ministerio hispano, cuando llegamos a conocer la iglesia nos encontramos con un letrero que decía “bienvenidos a Brazos Bend River” y pensamos que allí era el lugar! Pero tampoco!.
Tuvimos que volver a Colombia a esperar la respuesta del cambio del estatus de la visa por un error en migración en Houston. Volver a Colombia significaba volver a la muerte, era lo peor que nos podía pasar en ese momento, sentíamos pánico de volver! Sin embargo, tuvimos que hacerlo.
Regresamos y un amigo me ofreció trabajo en su empresa como coordinador de la parte de responsabilidad social, acepté gustoso y empezamos a vivir de nuevo en Bogotá.
Después de varios intentos por buscar una iglesia en donde congregarnos decidimos reunirnos en nuestro apartamento con los familiares que habían dejado de congregarse, y unos pastores de Ciudad Bolívar nos hacían invitaciones a predicar en su iglesia, invitaciones que aceptábamos y a las que asistíamos con todos los que iban a nuestra casa a orar!.
Un día, tenía que recoger a mi jefe en el aeropuerto y me encontré con el pastor Diego Ospina, un amigo Caleño pastor de una iglesia en esa ciudad. Estaba en Bogotá porque necesitaba sacar de nuevo la visa americana, me dijo que tenía tiempo en la tarde para que habláramos y lo invité al apartamento a que nos compartiera la palabra ya que ese día había reunión del grupo familiar que teníamos.
Llegó, adoramos a Dios cantando algunas canciones y al terminar nos dijo: “acabo de tener una visión!” Le preguntamos qué había visto y nos dijo: “de esta chimenea salía un Río, y había alegría! Y había niños y familias Etc etc etc!”
Con Nati dijimos “No Señor! Aquí no! Por favor!” Pero Dios tenía otros planes!.
Nos pusimos a orar diciéndole a Dios “morimos al sueño, a la comodidad” creo que lo hicimos por protocolo pues en nuestro corazón albergábamos la esperanza de regresar a Houston. A los tres días de esa oración nos llegó un correo de la embajada americana diciendo que nuestro abogado (con 25 años de experiencia) había cometido más de cuatro errores en los formatos y firmas y que por esa razón nuestra visa quedaba cancelada!.
Fin de la historia: debíamos quedarnos en Bogotá!.
Para ese momento en el apto en el que vivíamos habían más de cincuenta personas reuniéndose los domingos, personas que se habían dejado de congregar y no tenían a donde ir, éramos muy celosos de que fueran personas que no asistían a ninguna iglesia.
Le dije a Nati que lo mejor que podíamos hacer era contarles toda la historia a las personas que allí asistían y decirles que esto dejaría de ser un grupo de oración para convertirse en una iglesia, y que, como muchos no querían saber nada de iglesias, eso haría que se acabara el grupo de oración y nosotros seguiríamos nuestra vida común y corriente.
Y así lo hicimos, con la sorpresa de que todos lo que asistieron ese día (60 en total, sin contar con niños) firmaron un documento para que nos volviéramos iglesia!.
Yo le dije a Nati que tranquila, que iba a hacer los papeles para la Personería jurídica especial y que ese trámite era muy complejo y lo negaban fácilmente así que podríamos mostrar que hicimos nuestro mejor esfuerzo y no se pudo. Y así fue, trabajamos con un abogado quien me puso a escribir los estatutos y me dijo que la dinámica era así: le reciben el documento, lo devuelven para corrección, lo reciben de nuevo, lo vuelven a enviar a corrección y así sucesivamente hasta que niegan la Personería y ya! Yo dije “perfecto”! En dos semanas trabajé los estatutos y los entregué y a los tres meses y medio, me llamaron del ministerio del interior para informarme que la Personería ya estaba aprobada! Yo le dije a la señorita: “en serio! Y ahora qué le digo a mi esposa?!” Y El Río inició su vida legalmente con Personería jurídica especial del ministerio del interior el 1 de noviembre del 2010.
A partir de ese momento, hemos pasado de nuestro apartamento a un restaurante que amablemente nos prestaban para convertirlo en iglesia desde los sábados en la tarde hasta los domingos al medio día! Luego una casa que alquilamos en la zona de usaquén al norte de Bogotá, y ahora en estas instalaciones que Dios nos ha permitido arrendar.
Dios se ha encargado de todo, ha traído a las personas y ha movido su mano en favor nuestro, han llegado los niños, las familias y la alegría de servirlo es una realidad.
Este año cumplimos trece años de estar constituidos como iglesia y confiamos en que Dios seguirá guiándonos de su mano a cumplir su propósito en nuestras vidas!.